miércoles, 23 de noviembre de 2011

Que ya estoy un poco harta de tu bipolaridad.

Que es un día sí, y al minuto siguiente no. Y los segundos entre medias te declinas por el quizás. Que eres la persona más simpática del mundo, excepto en esos momentos de bordería concentrada que te dan a veces. Que me enamoras cuando me dices: "te quiero, pequeña"; y me matas cuando me pides "sexo sin compromiso". Que es desesperante la forma en que te picas conmigo por cualquier tontería y es aún más desesperante tu forma de hacer que yo me enfade. Que me irrita tu indiferencia hacia mis sentimientos, y me sigue irritando que cuando te lo digo, tu pases. Que me entristece pensar que a lo mejor no me quieres, que solo me estás utilizando, porque en el fondo sé que es verdad. Que no sé si enfadarme al recordar que tienes novia o alegrarme por ello porque sé que tú y yo nunca estaremos juntos. Que no entiendo por qué no la dejas, si le estás haciendo lo que le estás haciendo significará que no la quieres. O por qué no me dejas a mí en paz y que todo esto acabe y que la sigas queriendo. Que te odio porque cuando consigo enfadarme contigo, por mucho que me repita a mí misma las palabras exactas que te diré para no tener que volver a verte, en su lugar siempre me sale un "te quiero". Que yo podría vivir perfectamente sin ti, pero tienes que dejarme hacerlo. Que no quiero seguir así porque me debilitas, consigues que haga todo lo que tú quieras, me controlas... Y no, yo necesito ser libre, libre y fuerte. Pero aún así sería capaz de encerrarme en una jaula siempre y cuando tú estés conmigo.
Que ya estoy un poco harta de tu bipolaridad, pero, en el fondo, sé que es precisamente eso lo que me vuelve loca.


martes, 1 de noviembre de 2011

El rey sabio.

"Una vez, en la lejana ciudad de Wirani había un rey poderoso y sabio que gobernaba a sus súbditos. Y era temido por su poder y amado por su sabiduría.


Ahora bien, en el centro de aquella ciudad había un pozo de agua fresca y cristalina, del que bebían todos los habitantes, incluso el rey y sus cortesanos, porque no había otro pozo.


Cierta noche, mientras todo el mundo dormía tranquilamente, entró en la ciudad una bruja que vertió en el pozo siete gotas de un líquido extraño, y dijo: Desde ahora quien beba de este pozo se volverá loco.


A la mañana siguiente, todos los habitantes del reino menos el rey y su gran chambelán bebieron agua del pozo y enloquecieron, tal como predijera la bruja.


Y durante aquel día, tanto en las callejas como en los mercados y plazas, la gente no hacía sino murmurar: El rey está loco. Nuestro rey y su gran chambelán han perdido la razón. No podemos permitir que nos gobierne un rey loco. Tenemos que destronarlo.


Por la noche, el rey ordenó que llenaran con agua del pozo una gran copa de oro. Y cuando se la llevaron, bebió ávidamente y ofreció la copa a su gran chambelán, para que bebiera.


Y en la lejana ciudad de Wirani hubo al día siguiente un gran regocijo porque el rey y su gran chambelán habían recobrado la razón."